No nacimos de tu cuerpo,
no nos diste la vida,
pero nos diste tu tiempo,
los mejores años de tu vida.
Tomaste fuertes decisiones,
hiciste tu vida a un lado,
y te convertiste en la madre,
de 5 sobrinos desamparados.
A veces de noche llorabas,
lo hacías despacio y quedito,
querías lo mejor para darnos,
y no podías conseguirlo.
Pasabas largas horas sentada,
detrás de esa maquina fría,
cortando y haciendo vestidos,
y con ello nos mantenías.
Era gracioso en las mañanas
escucharte decirnos a todos,
a levantarse y tender las camas
que yo no pienso criar niños flojos.
Nunca faltaba a la mesa
un plato de sopa y tortillas
y en las noches la rica merienda
de un café con galletas marías.
Nos enseñaste a ser responsables,
y aceptar de frente los errores
que cometíamos al pasar de los años,
y de esa manera hacernos mejores.
Tal vez no nos diste la vida,
es verdad no nacimos de tu cuerpo,
mas te hiciste nuestra madre un día,
y lo fuiste de tiempo completo.