NACI TRIUNFADORA

Ya me olvide de las tantas veces que me he visto tirada en el suelo,
no entendía que todo era un proceso,
no se puede crecer sin antes experimentar una derrota,
ellas nos hacen valorar los esfuerzos,
mi primer caída quizás ni conciente estaba de ello,
fue cuando mi madre murió,
lloraba porque me sentía sola,
pero al paso de los días mi mente de niña lo supero,
sin saberlo me levante del suelo en mi primer caída,
y conforme iba creciendo, a mas cosas me iba enfrentando,
tantas veces la tome contra Dios, ¡oye porque te ensañas conmigo!
llegue a gritarle tantas veces ¡ve a joderle la vida a otros!
Que tonta fui en esos días,
la inmadures en mi vida me hacia decir cosas imprudentes.

Con el paso de los años fui creciendo no solo en lo exterior,
las piedras en mi camino moldearon mis pasos,
cuando el camino tiene cardos y piedras cortantes hay que tratar de evitarlas,
pero no siempre se puede y a veces el dolor era tan agudo,
la vida no es fácil y no siempre se puede evitar lastimarse,
y en este mundo se experimenta tantos dolores
En la infancia, que si la niña me pego, que si me quito mi dulce,
que si me rompió mi juguete, que si me jalo mi cabello,
en la adolescencia, que si me salio un granito en la cara, que si el chico(a) que me gusta no me hace caso,
que si las materias de mi escuela… etc,
en la juventud y madurez, que si mi trabajo lo perdí, que si mi pareja me engaño,
que si mis hijos enfermaron… etc.

Cada cosa en nuestra vida nos deja experiencias y vamos madurando,
he caído tantas veces que ya perdí la cuenta,
a veces me dejo arrastrar por la desesperación,
la paciencia es una amiga difícil de conquistar,
mas que siempre va ligada a los retos, no se nace con ella,
se le conquista como digna dama.

Aprendí primeramente a respetar la voluntad de Dios,
es muy fácil reclamar sin saber el porque,
y yo tenia esa mala costumbre de primero reprochar y después investigar,
hoy pienso que si se me hubiese evitado caer tantas veces,
no hubiera encontrado la madurez que guarda mi alma,
¿dolió? si, ¡claro que dolió!, es parte de la experiencia, pero tenia un propósito mis caídas,
hoy en mi vida tengo muchos motivos por los cuales ser feliz,
algunos de ellos tan especiales que iluminan mis días,
si mi vida no fuera cual fue y es,
quizás estas grandes cosas de las que hoy disfruto no las tendría junto a mi.

Así que digo mirando al cielo bendito seas Señor
porque aunque era inevitable sufrir las cosas que he padecido,
me diste la fuerza interior necesaria, y me mostraste el camino para conquistar la paciencia,
y así levantarme con toda dignidad del suelo,
¡Nací triunfadora! solo que no lo sabia,
tu me enseñaste a descubrirlo,
no me diste pan, pero me enseñaste hacerlo,
no me diste agua, pero siempre me mantuviste cerca del río,
a veces me quitaste cosas y yo llegue a verte con recelo,
aun no entendía que evitabas que naciera la soberbia en mi alma.

Tenemos el libre albedrío de tomar los caminos que queramos,
sean buenos o malos, y muchas veces tomamos caminos incorrectos,
nos equivocamos, es normal y esta bien,
porque no siempre debemos tener a alguien evitando los golpes de nuestras malas decisiones,
de otra manera no sabríamos como ser valientes,
como ser fuertes y como ser maduros,
necesitamos experimentar la derrota para apreciar el triunfo,
ser sabio solo se consigue con muchos, muchísimos años,
con caídas y levantadas con lagrimas y el consuelo de siempre poder intentarlo de nuevo,
con la experiencia que nos da siempre, el día a día de esta hermosa vida.

¡Nací triunfadora! sólo que no lo sabia,
¿Y tú? ¿Naciste triunfador?.